Comunicado 25N del 2022

Así recibíamos en España el 17 de diciembre de 1997, hace 25 años, el asesinato de Ana Orantes a manos de su marido, bajo la impunidad del sistema judicial que la obligó – a pesar de haber denunciado- a seguir residiendo en la misma casa con el maltratador.
El caso de Ana Orante, una mujer que sacó la violencia machista de lo privado a lo público, que denunció, cuando no existían políticas públicas específicas para proteger a las mujeres de la violencia de género.
Es la historia de una mujer contra el sistema. O de un sistema contra una mujer, como afirma su hija Raquel Orantes.
Este hecho conmocionó tanto, que fue el detonante para ponerse a trabajar y la lucha los colectivos feministas, que consiguió la aprobación, ocho años después, de la primera ley integral contra la violencia de género, y hoy 25 años después, se siguen aprobando leyes de protección, gracias al trabajo en red, la organización y movilización del movimiento feminista, ¡¡de nosotras las mujeres ¡
Cuando el asesinato tiene género, pone en evidencia que no estamos ante un fenómeno aislado y personal, sino que la violencia machista es profundamente cultural y evitable, consecuencia de un sistema patriarcal que actúa a través de una educación sexista, el valor ideal de la familia reproductora de valores misóginos, de las redes sociales intoxicadas, del machismo.
No queremos días de días de luto para lavadero de conciencias, ni minutos de silencio en lugar del grito de basta ya, ni el llanto social durante mínimas de segundos, ni medidas prometidas e incumplidas, ni el silencio de los cercanos hasta que te asesinan.
No es el alcohol ni las drogas, es el mandato para cumplir los cánones de un macho que exige la posesión, los celos, los abusos, el acoso, las violaciones, la superioridad, la discriminación, el poder público… Todo esto que clausura el año con más de 48 mujeres asesinadas.
Parece que la sociedad está adormecida ante los datos.
No son números, son mujeres asesinadas. 1171 desde 2003. Siendo 365 el número de huérfanos, y 48 menores asesinados por sus “supuestos” padres.
Cada minuto, es asesinada una mujer en el mundo. Cada minuto, es violada una niña en el mundo.
No es ningún meme de redes, son datos de la Delegación del Gobierno contra la violencia de Género.
Y si hablamos del futuro de todo esto: los menores de 18 años son el grupo de edad en el que más crece la violencia machista: más agresores y más víctimas.
Además, ya se observa cómo los jóvenes cada vez más naturalizan conductas machistas, romantizando relaciones toxicas y en las que se coarta la libertad de las mujeres. Por eso es tan importante, que concienciemos a nuestra juventud, pero también ser conscientes de que todo esto es fruto de lo que consumen.
¿y qué pasa con las zonas rurales? Pues tal como dice FADEMUR sigue siendo el escondite perfecto para la violencia machista y necesitamos destinación de más recursos para mayor implantación de centros de atención y facilidades de acceso y traslado para poder llegar a todas.
Nos gustaría ver un país que, en vez de dirigir su apoyo hacia guerras construidas sobre racismo, machismo y capital, y campeonatos en Qatar, haya un compromiso político que acabe con la guerra negacionista en las instituciones. Porque toda esta realidad no solo es aquí, ya hemos visto como el planeta, ha estado impasible ante la situación de las mujeres en Afganistán, donde los derechos de las mujeres es un papel en blanco y en este caso no hay no hay ningún protocolo de acogida.
Las sociedades que abandonan a las mujeres en el infierno de las violencias machistas están condenadas por su propia barbarie, sentenciadas a que su democracia, sea devorada por el machismo. Y es que la protección a las víctimas va más allá de la denuncia y del sistema judicial. El Estado, tiene herramientas para deslegitimar el machismo.
La protección de las mujeres debe ir encaminada mucho antes de llegar la orden judicial o la denuncia, debe articularse a través de mecanismos de prevención, de educación y sensibilización. Para ello, necesitamos un compromiso institucional que apueste por la igualdad real y efectiva en todos los ámbitos de la sociedad y con una partida presupuestaria que lo apoye en su totalidad.
Lejos de mirar el dedo que señala la luna, nos tenemos que tomar realmente en serio las consecuencias que los discursos negacionistas tienen: y es, cómo afectara a la lucha de una mujer por salir de una situación de violencia machista y toparse con una institución que no la cree.
Si, estamos en contra de todas las violencias, pero no, no todas las violencias son iguales, hay una violencia que asesina, y es una específica, que, por el mero hecho de ser mujer, solo la sufren las mujeres. Ante la evidencia de los datos, ante la evidencia de la realidad, la ceguera del necio, pero esta ceguera NO TAPA LA REALIDAD, 1.171 MUJERES ASESINADAS, lo seguiremos repitiendo para que la muerte no se nos vuelva costumbre.
Por ello reivindicamos:
-Que el sistema judicial acoja de tan buena gana la Ley Integral contra la violencia de género, al igual que ha hecho con otras leyes, para que ningún menor tenga que estar con su padre maltratador. Que sigue pasando…
-Que los recursos de atención, psicológica y jurídica de las diferentes instituciones, estén formadas para atender de manera correcta a las víctimas, sin cuestionar el trascurso de los datos que ofrecen, ni reproducir malas formas por el estado emocional de las víctimas. Que sucede…
– Que las medidas contenidas en el Pacto de Estado, no caigan en saco roto y que por tanto, se materialicen en recursos y herramientas eficaces para las víctimas de violencia machista.

-Que a través del Pacto de Estado, se cumpla aquello más básico para que una mujer víctima de violencia de género, pueda salir de su situación, que es la situación habitacional y económica a través de asesoramientos continuos y destinación de recursos.

– Que se apruebe de una vez por todas, un marco jurídico en el que se reconozcan todas las formas de violencia ejercida sobre la mujer como violencias eminentemente machistas.

– Que se garantice el derecho a una vida libre de violencia machista. Porque somos ciudadanas de pleno derecho aunque sigan intentando relegarnos, al sometimiento patriarcal.

Han pasado 25 años, y seguiremos en la lucha, resistiendo, porque tenemos razones.
Razones para que la marea roja que hemos visualizado hoy aquí, NO SE REPITA NI SE AGRANDE.
Todas y todos somos responsables de engordar el monstruo, o definitivamente implicarnos para acabar con el arma asesina del machismo. ¿De qué lado estás?
Plataforma cordobesa contra la violencia a las mujeres.
¡Muchas gracias!